18.EDUCACIÓN MUSICAL Y FALTA DE OÍDO
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¡Si no es Perfecto, Mejor Nada!
En nuestro sitio web subimos algunos videos donde mis alumnos de tres años tocan varias piezas musicales con cierto grado de dificultad, leyendo partituras y tocando con ambas manos ¿Cuál fue la respuesta que recibí de mis colegas? ¡Un montón de airadas críticas! Estaban indignados: los niños no colocaban correctamente las manos, tenían inconsistencias de ritmo y tiempo, no articulaban el fraseo artísticamente y no seguían las dinámicas ¡Por favor díganme por qué alguna de estas consideraciones deberían ser relevantes para niños de tres años de edad! Niños pequeños que todavía no hablan claramente pueden leer la partitura y tocar en el piano usando los diez dedos de sus dos manos. No solamente eso, sino que también tienen confianza y seguridad al hacerlo, como si estuvieran jugando con sus juguetes. Parece que los educadores y profesionales no comprendieron exactamente lo que estaban viendo.
Para aprender a caminar y a correr, primero el niño gatea, luego intenta pararse y cae y a nadie se le ocurre criticarlo por esto ¿de dónde sacan los maestros la idea de que en los primeros pasos, el alumno debe moverse con la gracia de una bailarina de ballet? ¿De dónde viene esa noción completamente antinatural acerca del desarrollo de habilidades? En su opinión, los niños no tienen el derecho de desarrollar una habilidad gradualmente, y debieron nacer con un entendimiento completo de la partitura y la posición cóncava de las manos. Y si el niño de tres años no puede llevar el ritmo y el fraseo, piensan que se le está enseñando incorrectamente ¡Para ellos debe tocar perfectamente o mejor no hacerlo!
¿Cuál es el resultado con este tipo de criterio? La gran mayoría de los niños no toca un instrumento. Yo ya había decidido: ¡Qué importa que mis pequeños no puedan tocar perfectamente! Lo que es más importante es que muchos de ellos pueden tocar, y disfrutarlo Y una vez que ellos pueden desarrollar su coordinación, el lenguaje de la música se hará tan accesible para ellos como sus propios pensamientos.
Después resultó que mis colegas no hubieran podido reaccionar de diferente manera. Hurgando en la historia del desarrollo de la música, descubrí que la pedagogía musical es una de las reliquias más antiguas y dogmáticas del pasado. En ese momento, la ejecución en vivo era una parte importante de las actividades recreativas de las personas. Toda persona respetable aspiraba alcanzar por lo menos algún tipo de educación musical, y aprender a tocar algún tipo de instrumento. Durante esos lejanos tiempos, aquella persona que no tocaba un instrumento musical era considerada inculta. Los genios musicales eran la medida del éxito en educación musical. El pequeño Beethoven fue atormentado durante su niñez por no ser un “segundo Mozart” y le propinaban despiadados golpes cuando cometía errores.
Medio siglo ha pasado y el mundo ha cambiado desde entonces, pero la educación musical continua como antes. La gente pasó a los automóviles, se las ingenió para tener una red mundial satelital, ciberespacio, comercio mundial. En las escuelas, los programas y juegos de computación se han venido usando como apoyo en la enseñanza. Sin embargo, la educación musical se ha estancado como la estirada solterona que gruñe repitiendo, “la práctica hace al maestro” y agita su bastón ante las manos de sus alumnos.
Fue así como me interesé formalmente en la influencia del arte musical en el progreso tecnológico y especialmente en el papel de la pedagogía en el proceso. La apreciable y conservadora manera de la educación musical en general, gradualmente me mostró su verdadera cara, la cual amenaza el desarrollo del arte musical.