20.¿Qué clase de Epifanía podría salvar a la Música?
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Por supuesto que entre los músicos del pasado había algunos que abogaban por la iluminación musical; en 1862 una Escuela de Música Libre (EML) fue fundada en San Petesburgo por dos prominentes compositores llamados Gavril Lomakin y Miliy Balakirev. La EML existió por un buen tiempo. Garantizaba una educación musical preliminar a todos aquellos que lo deseaban y realizaba un amplio rango de actividades de concierto. Por varios años fue dirigida por Nikolai Rimsky-Korsakov y bajo su dirección, la escuela se convirtió en el centro de interpretación de la nueva música rusa.
El apoyo de reforma ruso fue todavía más lejos; en 1906, bajo la iniciativa del compositor Taneev y otras figuras de la cultura rusa, se organizó el Conservatorio del pueblo en Moscú. Se había formado para difundir la educación musical entre la población, enseñar el arte del canto coral y descubrir gente talentosa que pudieran aprender a tocar instrumentos de forma privada.
A partir de entonces, el canto coral ha sido considerado la única mejor forma de difundir la literatura musical. No es difícil entenderlo; estudiar en un coro ha sido la única manera accesible y asequible de actividad musical para las masas. Pero como ha sido explicado, el canto coral restringe altamente las habilidades musicales y por lo tanto no provee una educación musical completa.
A principios del siglo XX tres compositores profesionales desarrollaron las ideas de educación musical pública. Aplicaron sus sistemas originales en escuelas públicas. Zoltan Kodai (1882-1967), un famoso compositor Húngaro y pedagogo sugirió un método que desarrollara el oído musical y la voz. Karl Orf (1895-1982) una figura prominente alemana, introdujo a la gente a la música a través del sentido del ritmo. El compositor soviético Dimitri Kabalevski (1904-1983) hizo más accesible la comprensión de los géneros y estilos. Los logros de estos prominentes defensores es indudable y sus contribuciones para introducir a la gente a la música son enormes. Desafortunadamente, ninguno de estos nuevos sistemas ha resuelto el principal problema de la educación musical: el problema de la literatura musical universal.
Ni cantar en un coro con los símbolos de la mano de Kodai, ni la participación en las sonoras orquestas de Orf, tampoco la habilidad para diferenciar un vals de una marcha con el sistema de Kabalevski pueden mejorar la habilidad del niño para leer, escribir y pensar en el lenguaje musical.
Los métodos de enseñanza del pasado conforman lo que era posible en ese momento. Hasta finales del siglo XX no se podía pensar que era posible enseñar a una clase entera a tocar el piano al mismo tiempo, o que leer notas podía enseñarse con un simple programa de computación. En nuestros días, estas viejas consideraciones no se usan y sólo dañan. Es tiempo de examinar nuestros hábitos: el mundo ha cambiado y tenemos toda un almacén de posibilidades en nuestras manos.
Reconozcamos algunos hechos obvios de una vez por todas: La educación musical está fuera de moda. Los coros públicos, bandas y orquestas no están cambiando la situación. Sin público educado, el arte de la música continúa declinando.
Una educación en música no debería ser para los talentos aún no nacidos sino una creación consciente de ellos desde la nada. A la edad de 4-5 años cualquier niño es capaz de comprender el lenguaje musical y tocar el piano sin dificultad. Lo único que se necesita es un método de educación que corresponda. Este método existe y lo estoy ofreciendo a todo aquel que lo quiera.