24.¿De dónde viene “Discapacitado Musical”?
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El sistema actual de educación musical, aceptado por muchos maestros en varias partes del mundo, paraliza una población de alumnos tras otra y causa daño incurable a la música del mundo. Mientras esto continua, ¡no hay palabra que pueda salvar a la música! Cada educador que comienza enseñando con la REPRESENTACIÓN ALFABÉTICA de las notas debería saber cómo está amenazando la percepción musical del alumno con ejecución y lo discapacita. ¿Por qué? Porque el sistema alfabético excluye la voz del proceso esencial de desarrollo musical.
Una letra es un símbolo gráfico abstracto del sistema secundario de señales y el sonido es una ocurrencia fonética del primer sistema de señales. El tono de un sonido y el símbolo gráfico no tienen relación física entre ellos pero pueden estar unidos, si el símbolo se pronuncia o se vocaliza. La voz de una persona es el vínculo entre sonidos y símbolos abstractos. Es específico porque cada letra y sonido tienen un nombre articulados. Esto crea una relación entre sonidos y símbolos; solamente la voz puede pasar a un nombre para letras o notas. Tanto el discurso como la música nacieron en la garganta humana. Solamente la voz de una persona puede cantar y nombrar una nota al mismo tiempo. Además únicamente la voz puede conectar la percepción de un símbolo y su sonido en un único todo.
El sistema alfabético fue creado para simplificación de actividades musicales separadas y específicas. Como explicaré en la siguiente sección, es muy incómodo cantar notas con este sistema que excluye la voz del proceso de familiarización de notas. De este modo se apoya en un proceso de pensamiento músico-analítico ya establecido y en una memoria desarrollada. Su aplicación en educación musical es el intento menos natural de conectar sonidos y símbolos sin la participación de la voz. La selección de las “símbolos nota” aquí es incidental – es simplemente el orden mecánico de las letras en el alfabeto. En este caso, la calidad más importante del discurso musical sufre – su naturaleza articulatoria; a diferencia de las sílabas de Solfeo , vocalizar letras es antinatural e incómodo para la voz.
Sin leer las notas en voz alta, los alumnos simplemente no pueden unir los sonidos a sus representaciones visuales. Incluso los maestros están convencidos sobre esta extraña practica de santidad. Autoritariamente declaran que es simplemente “!parte de la dificultad y sufrimiento, sin los cuales el progreso musical no es posible!” Por otro lado, los pequeños que son enseñados a cantar con Solfeo mientras aprenden a tocar canciones, rápidamente progresan en una multitud de piezas complejas y sin ninguno de esos “inescapables” sufrimientos. Esto se reveló ser muy sencillo – fue suficiente encontrar los caminos naturales de percepción y desarrollo de discurso.
El Sistema Alfabético demanda un conocimiento confiado de letras, lo que hace enseñar música a los preescolares muy difícil ¡Estamos perdiendo un periodo muy importante de desarrollo! A los 3-4 años una persona puede ya cantar, tocar y leer notas y no solamente desarrollar aquellas habilidades musicales, sino su mente para el estudio exitoso de otras materias académicas.
El Sistema Alfabético no es lo único que confunde y que es un lastre en las clases tradicionales de piano para los alumnos. La educación musical estrangula a aquellos que la necesitan más: personas con un oído musical subdesarrollado. Aquí justo como en la jungla solamente sobrevive el más apto; aquellos que han recibido el don del talento. Pasando rápidamente a través de las primeras etapas de desarrollo, estos suertudos dotados prácticamente se hacen solos. Sin embargo, personas con tal talento son escasas.
El resto de nosotros graduados de escuelas de música sin ni siquiera dominar todas las habilidades necesarias para construir una base sólida, nos convertimos en discapacitados musicales. Existen dos tipos de discapacitados: Los lectores y los Oyentes.
Los Lectores son aquellos que se embuten y memorizan todo para llegar a un lectura mecánica perfecta del texto. Ellos son los músicos que pueden leer con fluidez de la partitura pero no pueden tocar de oído, componer o improvisar. Ellos experimentan una constante dependencia de la partitura. Esto es natural – en el proceso de lectura mecánica, ni el oído o el pensamiento musical están desarrollados.
Los Oyentes son aquellos que tienen un oído musical bien desarrollado y memoria musical. Memorizan música más rápido de lo que pueden leerla por notas. Músicos que pueden fácilmente improvisar, tocar de oído, no pueden leer libremente partituras.
Ambos grupos están cortados a la mitad de su potencial de habilidades musicales. Imaginemos una ciudad donde la mitad de los residentes no puede usar sus piernas y la otra mitad ha jurado nunca usar sus brazos. Nuestros músicos son justo como ellos. Los Lectores se limitan exclusivamente a música que ha sido escrita y nunca prueban la creatividad musical. A menudo no pueden continuar tocando una pieza cuando olvidan un acorde o varias notas. Una persona tartamudea en el mismo modo si ha memorizado un texto en una lengua extranjera. Los Oyentes, en contraste, no pueden leer lo que se ha escrito, estrechando su horizonte musical a una experiencia personal de auditorio. Frecuentemente ellos componen lo que ya ha sido escrito. Y aún habiendo compuesto algo muy interesante, están limitados a los géneros simples, sin escribir, la composición de música compleja no es posible.