62.La Proporción Mágica: Uno a Tres
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No puedo hacer mayor hincapié cuando hablo acerca de la progresión necesaria para ir de lo simple a lo complejo. Varios años atrás, mientras todavía estudiaba en el conservatorio, me topé con una interesante hipótesis en la observación de la proporción de la aceptación de la mente a nuevo material. No puedo recordar el nombre del autor pero sus palabras se grabaron en mi memoria: por una parte de nuevo material, debe haber un mínimo de tres partes de lo que se ha aprendido. En otras palabras, no puede haber más del 25% de información nueva.
Mientras trabajo con mis alumnos siempre he tratado de recordar esta fórmula y nunca me ha fallado. He organizado todo lo que es nuevo y desconocido para que la base del conocimiento siempre sea tres veces más.
Constantemente me hago esta pregunta: ¿Por qué debe haber exactamente una cuarta parte de nuevo material y no tres o un medio? Aquí está la respuesta: ¿Cuándo una persona comienza a entender un nuevo idioma sin un diccionario? Cuando aprende un mínimo de tres cuartos de las palabras. Veamos este ejemplo.
Tomemos la frase “Miguel está yendo a ______________.” ¿A dónde está yendo Miguel? Sin una palabra identificable, adivinar es imposible. La información que se tiene, comprende dos tercios y la que no se tiene, un tercio. Pero si leemos “Miguel está yendo a _________ a aprender,” entonces no es tan difícil adivinar que él está yendo a la escuela, o a un instituto o toma clases. Aquí nos proporcionan tres cuartos de información y solamente nos piden un cuarto.
Esta fórmula exacta también se usa en los bloques alfabéticos. El niño está familiarizado con la imagen de una manzana, la palabra “manzana” y el símbolo de una letra. Lo que no sabe es el nombre de la letra que se adivina fácilmente con la ayuda de todo lo que se ha proporcionado y que él ya entiende.
Nueva información es percibida fácilmente cuando tiene un mínimo de tres fuentes de soporte. Es posible que esta sea una de las principales leyes de la percepción humana. En la base de cualquier educación razonable hay una progresión de lo simple a lo complejo. Pero ¿qué tan compleja puede ser la nueva información en relación con la simple? ¿Qué tan empinada puede ser la ascensión para que una persona se desarrolle sin agobio y sin traumas? Mi experiencia dice que la inclinación debería ser limitada a un cuarto de información desconocida.
Una vez descubrí varios competidores de mi compañía en internet. Ellos también crearon juegos de computadores que enseñan a tocar el piano. Los autores no pensaron en voltear el pentagrama musical, pero trataron de enlazar las teclas con gráficos, colorearon las notas y las teclas con el mismo color. Aquí el principiante sólo debe hacer coincidir las teclas con las notas de este color. Como ya he explicado antes, esta dependencia del color no es la mejor guía para la percepción de los alumnos, y lo peor es que el proceso se rompe completamente al progresar el alumno.
“Ellos aprenden intuitivamente a golpear la nota que se debe en el tiempo en que se debe. Gradualmente como su nivel de habilidad avanza, el juego se hace más complejo. Antes de que te des cuenta, no estarás solamente jugando un videojuego y ya; estarás leyendo música.” El creador de este videojuego no tiene la menor idea lo que es pasar de copiar ciegamente colores diferentes, a leer verdaderamente un texto musical.
Desafortunadamente, la mayoría de los programas metodológicos que tienen ideas decentes para los principiantes se quedan cortos para desarrollar sus habilidades gradualmente, de lo simple a lo complejo. Los profesores imaginan vagamente lo que es la progresión y cómo construir una escalera donde el alumno no se venga abajo, trepando escalones sin un barandal al cual asirse.
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ii www.computertimes.com/feb06edchoicePiano...mierhtm.Editorbolded texto para énfasis.