66.El Ascenso y Caída de la Educación por Computadora
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Se enseña a tocar instrumentos casi siempre en lecciones privadas por hora, lo cual no es barato. Esto se ha hecho por tantas generaciones que se considera como una norma. Casi todas las personas que pueden tocar música son un producto individual de clases por hora. Imaginemos si otras materias se aprendieran de este modo: matemáticas, física, biología, lenguas. ¿Cuántos especialistas educados habría producido nuestra sociedad?
La computación aporta un nuevo impulso hacia la solución de este problema. Muchos músicos y programadores se sumergieron al mismo tiempo para crear un programa de educación musical, conectando la computadora y el instrumento en un sistema. Todos esperaban un milagro de la Revolución Tecnológica. Se esperaba que la computación conquistaría el problema de alfabetización musical común en los años venideros.
En los Estados Unidos, aparecían estudios musicales electrónicos uno después del otro. Aquí las clases eran mucho más accesibles gracias a la producción masiva. Y lógicamente, la relación con los músicos no era simple. Los profesores de música se dividían en dos partidos. Los “Conservadores” que rechazaban categóricamente la habilidad de la computación para enseñar “el sublime arte” y pensaban que los intentos de enseñar con una maquina sin alma era propio de los bárbaros. Los “Informáticos” por su lado, estaban convencidos de que solamente una computadora puede realmente enseñar música, conectada al proceso con interactividad y gráficas.
Sin embargo, el gran entusiasmo de los Informáticos se ha distorsionado después de años de desilusión. Muchas de las compañías que hacían programas para aprender el lenguaje musical se fueron a la ruina. La demanda de su producción simplemente no superó sus gastos. Aquellos que esperaban algún progreso cayeron en la confusión. Los Conservadores celebraron su victoria.
Mientras tanto el fracaso de los programas de computación de ese tiempo se puede explicar de un modo sencillo: no aportaban nada en el acercamiento de la percepción. En la raíz continuaba el mismo anticuado e ineficaz sistema de la educación musical. Los elementos para tocar, graficas coloreadas e interactividad solamente endulzaban la píldora amarga del método usual. No podían enseñar a la gente a dominar el lenguaje de la música. Se puede cambiar lo que quieras en un viejo auto: la carrocería, el volante y las llantas; le puedes instalar aire acondicionado y pantalla de televisión. Pero mientras el motor inservible no se reemplace, el carro seguirá siendo una pieza de chatarra que nadie necesita.
El “motor” de cualquier método es su efectividad con los alumnos. Si el sistema de alfabeto por nombres no ayuda al desarrollo del oído y de la voz, ninguna cantidad de graficas cambiará este atributo. Y si la teoría se separa de la acción, la percepción no se interesará y sin interactividad será más buscada pero obsoleta.
La computarización de métodos ineficaces solamente los hace peores. Por años, la pedagogía tradicional se ha aferrado a la interacción humana, tomando solamente a los más talentosos y trabajando con ellos. Sin hacer nuevas contribuciones, la computación ha anulado hasta eso, quitándole el alma a la educación y volviéndola mecánica.